👋🏼 Hola, familia.
Esta semana queremos compartir con ustedes una de las realidades más hermosas —y quizá también más olvidadas— de nuestra fe: la existencia y misión de los ángeles. Esos “espíritus puros”, como los define la Iglesia, no son ideas poéticas ni personajes simbólicos: son reales, son personas espirituales, creadas por Dios desde la nada, y que forman parte activa de su designio de amor para con nosotros.
Durante siglos, desde los Padres de la Iglesia hasta nuestros días, se ha reflexionado profundamente sobre los ángeles. Al principio, influenciados por las formas culturales del judaísmo y el paganismo circundante, algunos pensaban que los ángeles podían tener una especie de corporeidad sutil. Otros creían que adoptaban cuerpos materiales para hacerse visibles. Fue con el paso del tiempo —especialmente en la Edad Media, gracias al trabajo de Santo Tomás de Aquino— que la Iglesia precisó con mayor claridad la naturaleza puramente espiritual de estos seres.
A pesar de que no todo está definido explícitamente por el Magisterio, la enseñanza común y constante es clara: los ángeles no son emanaciones divinas, como decían herejías antiguas, sino criaturas espirituales creadas por Dios. El Concilio Lateranense IV nos lo recuerda con firmeza: no son parte de la divinidad, sino seres espirituales surgidos de la nada por voluntad divina. Y el Catecismo actual reafirma esta enseñanza como verdad de fe.
Una de las verdades más consoladoras que la Tradición ha custodiado es la existencia del Ángel de la Guarda. Ya en el Antiguo Testamento, y especialmente en los Evangelios, encontramos indicios de esta presencia. Jesús mismo dijo que los ángeles de los pequeños —es decir, de los humildes, los excluidos, los pobres de espíritu— contemplan siempre el rostro del Padre (cf. Mt 18,10). La Iglesia ha entendido en estas palabras un apoyo bíblico a la creencia en los ángeles custodios.
Santo Tomás de Aquino, retomando a San Jerónimo, afirmaba que cada alma recibe desde su nacimiento la custodia de un ángel ¡Qué consuelo pensar que Dios no nos deja solos! Cada uno de nosotros, desde el primer instante de vida hasta la hora de nuestra muerte, es acompañado, guiado, protegido por un ángel personal. Y aunque esta enseñanza no ha sido definida como “verdad de fe” por el Magisterio, sí ha sido vivida con profunda devoción por santos y fieles de todas las épocas.
Los ángeles están presentes en la historia de la salvación, desde el anuncio a María hasta la Resurrección de Cristo. Están en la vida de la Iglesia: en la liturgia, cuando entonamos el “Santo, Santo, Santo”, nos unimos a su alabanza eterna. Están también en la hora de nuestra muerte, conduciéndonos hacia la casa del Padre. El Catecismo (n.º 336) recoge las palabras de San Basilio, quien nos dice que “cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida”.
¿Y por qué nos detenemos hoy en esta verdad? Porque creemos que, en medio del ruido del mundo, en medio de la confusión, de las batallas interiores y exteriores, es urgente recordar que no estamos solos. Que Dios, en su providencia amorosa, ha dispuesto que tengamos aliados “invisibles” que nos cuidan, interceden por nosotros y nos ayudan a avanzar por el camino de la santidad ¡Qué esperanzador es saberlo!
Hoy te invitamos a renovar tu confianza en esta realidad. A que, como lo han hecho tantos santos, invoques a tu ángel de la guarda con frecuencia. A que pidas su guía cuando no sabes qué camino tomar, su protección cuando sientas miedo, y su compañía cuando te sientas solo. Él está ahí, aunque no lo veas. Dios lo ha puesto a tu lado como signo de su amor inagotable.
Y también queremos proponerte algo más: recuerda que los ángeles no solo están para protegernos, sino también para impulsarnos a cumplir la misión que Dios nos ha confiado. Ellos nos recuerdan que la vida cristiana no es estática ni conformista. Estamos llamados a caminar, a luchar, a anunciar el Evangelio, a vivir con alegría y fidelidad. Nuestros ángeles están ahí para acompañarnos en esa batalla diaria por el Reino.
Un día, si permanecemos fieles, compartiremos con ellos la gloria eterna. Hasta entonces, caminemos con la certeza de que no estamos solos.
❤️🔥 Para meditar
Tres preguntas para reflexionar esta semana a la luz de la fe:
¿Creo realmente que tengo un ángel de la guarda que me acompaña, protege y guía cada día?
¿Rezo, invoco o simplemente lo ignoro en mi vida espiritual?
¿Estoy dispuesto a dejarme guiar por Dios, incluso a través de estos misteriosos mensajeros suyos?
🎧 ¿Los Ángeles son mensajeros de Dios o una superstición?
En este episodio compartimos una verdad que nos llena de esperanza: no estamos solos. Cada uno de nosotros tiene un ángel custodio, un amigo espiritual que Dios ha puesto a nuestro lado. Por eso, en este episodio, hablamos de lo que enseña el Magisterio de la Iglesia sobre los ángeles ¡No te lo pierdas!
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Sobre Encaminados
¡Hey! Somos Paolo y Andrea, católicos, novios desde 2010 y esposos desde 2019. El Señor nos ha llamado a este apostolado digital para llevar el Catecismo y el Magisterio de la Iglesia Católica a través de libros digitales y contenidos en redes sociales, decimos que somos especialistas en cuestionar nuestra fe porque no se ama lo que no se conoce, si es primera vez que estás por aquí: ¡Bienvenido!
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